Que la coja escoja a quien la coja


“Que la coja escoja a quien la coja”


¡Orden!, ¡Orden! –se escuchó imponente desde arriba del gallinero, al gallo más viejo de todos, el gallo Eulasio, al ser despertado de su siesta por una lucha de proporciones que se estaba librando entre un par de pendejos gallos que, alborotados se molían a espuelazos por el amor de la más cocoroca de las gallinas, la coja Alicia.

¡Me parece que en vuestra pelea han olvidado por completo que aquí la decisión no pasa por ninguno de ambos, so pelmazos! -todo el mundo aplaudió al unísono aquella intervención, en pos de salvaguardar la integridad de todos ante la cruenta disputa de estos gallitos por la cocoroca, de quien todos sabían además, que con los dos se comportaba como toda una zorra.

¡Que la coja escoja y se quede solo con uno por zorra! –comenzaron a murmurar todos.

¡Que sea ella quien escoja a quien en adelante la coja! –maldijeron, dándoles la razón al resto, ambos gallos, cabeza gacha y malhumorados, sabiendo que uno de ellos, frente a todo el mundo, quedaría trasquilado y, lo peor de todo, por Alicia, la cocoroca, la puta más puta y la más zorra de todas, desde ahora, vetado.

¡Orden!, ¡Orden! -dictó por última vez, el viejo y sabio gallo Eulasio, quien continuó hablando bajo un silencio sepulcral-. Con todo este caos hasta las comadrejas se benefician del alboroto provocado por estos dos inmaduros gallos, un par de zopencos sin igual, mientras nuestros huevos y polluelos no están a salvo ante tanto revuelo desatado en el gallinero gracias a la inocencia mal habida de esta cocoroca indecisa de Alicia, de quien todos sabemos no profesa las mejores prácticas y con ambos se revuelca a escondidas por no perder parte ni pedazo. Que de una vez esto se zanje, en beneficio de todos –finalizó dramáticamente-; a contar de hoy y bajo amenaza de destierro, obligaremos a que se decida por fin esta zorra cocoroca y, en adelante se comporte como su estampa lo señala; “como una tranquila gallina ponedora”.

Pongan atención, gallo Falo y gallo Tom, no queremos más desafíos entre pendejos ni menos aún que pongan en peligro a nuestro gallinero completo. La decisión que tome la coja Alicia será acatada sin derecho a reclamo –y sentenció a viva voz:

“¡Que sea la cocoroca Alicia, nuestra puta coja, quien escoja a quien se la coja; pues se quedará solo con uno, por zorra!”




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